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martes, 19 de mayo de 2020

Los Niños Verdes de Woolpit.



Durante el siglo XII, los habitantes de la ciudad de Woolpit se sorprendieron cuando descubrieron a dos pequeños niños desorientados que no tenían la menor idea de lo que ocurría. El color de su piel era verde oliva, pero por todo lo demás, parecían niños bastante comunes. Los pequeños hablaban un idioma completamente desconocido, ni español, inglés, alemán, francés o algún tipo de lengua africana, nadie sabía quiénes eran ni qué hacían ahí, sus padres no estaban por ningún lado y los pequeños simplemente parecían completamente desnutridos.


La leyenda de los Niños Verdes de Woolpit. tuvo lugar en  el año 1100 en el pueblo de Woolpit, en Inglaterra, narra la historia de dos hermanos que tenían la piel verde. Hablaban en un idioma ininteligible y solo comían verduras verdes. El niño murió a una temprana edad, pero la niña empezó a alimentarse con comida de consumo local y perdió su tono verde. Aprendió el idioma, por lo que pudo hablar sobre su vida, y según ella, en su mundo todas las personas eran verdes.
Según el escritor William de Newburgh, el suceso tuvo lugar un día durante la época de la cosecha, durante el reinado del rey Esteban. Los aldeanos de Woolpit descubrieron dos niños, un hermano y una hermana, al lado de uno de los pozos de lobo (agujeros que se hacían para que los lobos sucumbieran y no acabaran con el ganado). Su piel era de color verde, y hablaban en una lengua desconocida. Su ropa estaba hecha de forma rudimentaria, como si llevaran puesto unas camisolas rústicas. Ralph de Coggeshall, el otro de los dos escritores junto con William de Newburgh que transmitieron la historia, informa que los niños fueron llevados a la casa de Richard de Calne, uno de los vecinos del pueblo.

Ralph y William están de acuerdo en que los dos niños se negaron a consumir alimentos durante varios días hasta que se encontraron con algunas habas crudas, que consumieron con avidez. Los niños se adaptaron gradualmente a una alimentación normal y con el tiempo perdieron su color verde. El chico, que parecía ser el más joven de los dos, murió poco después de que él y su hermana fueran bautizados.

Después de aprender a hablar inglés explicaron, Ralph dice que solo la niña sobreviviente, que venían de una tierra donde el sol nunca brillaba y la luz era como el crepúsculo. William dice que los niños llaman a su hogar La Tierra de San Martín; Ralph añade que todo lo que había allí era verde. Según William, los niños fueron incapaces de dar cuenta de su llegada a Woolpit; habían estado pastoreando el ganado de su padre cuando oyeron un ruido fuerte (según el narrador, las campanas de Bury St. Edmund's) y se encontraron de repente en el hoyo de lobo donde fueron encontrados. Ralph dice que los niños se habían perdido cuando siguieron el ganado a una cueva, y guiados por el sonido de las campanas, emergieron al mundo inglés.

Según Ralph, la chica trabajó durante muchos años como sirvienta en la casa de Richard de Calne (o de Caine). William añade que ella finalmente se casó con un hombre de King's Lynn, al este de Woolpit, donde se trasladó a vivir. Una investigación llevada a cabo por el astrónomo y escritor Duncan Lunan, ha llegado a la conclusión de que la chica se le dio el nombre de "Agnes" y que se casó con el funcionario real Richard Barre, con el que tuvo al menos un hijo.
Algunos aseguran que estos niños eran extraterrestres, otros creen que venían de un mundo secreto escondido en las entrañas de la Tierra y los minerales en ella eran los culpables de su peculiar color, y otros más los consideraban unos extraños duendecillos que pretendían hacer mal al pueblo hasta que se bautizaran. Las teorías al respecto abundan y en realidad no hay ninguna certeza de lo que en realidad ocurrió, por lo que podemos asegurar que los niños de Woolpit seguirán calificándose como un   misterio sin resolver.

La historia es narrada en dos obras: Historia rerum Anglicarum (del año 1189), de William de Newburgh, y Chronicum Anglicanum (de 1220), de Ralph de Coggeshall. William Camden, en su Britannia de 1586 cita también el suceso, ​ al igual que Francis Godwin en su novela The Man in the Moone de 1638. Aun así, la leyenda cobró importancia en la cultura popular del siglo XX cuando se publicó en 1935 el libro The Green Child, de Herbert Read.

lunes, 9 de octubre de 2017

Las dos mujeres de Adán en el paraíso.


En la mística hebrea existe, empero, una misteriosa figura femenina que nosotros, los «gentiles», no hemos estudiado suficientemente; se trata de Lilith, quien según la cábala fue la primera mujer de Adán. Al igual que éste, Lilith fue hecha a imagen y semejanza de la divinidad y por tanto tenía, digamos, su mismo estatus ontológico. Desde el principio se caracterizó por su insumisión al primer macho, y por sus constantes desacuerdos abandonó el paraíso; cuentan que, despechada, se convirtió en un demonio. Para asegurarse de suministrarle una compañera adecuada, Yavé sacó a Eva (la segunda) de una costilla de Adán, y así cambió la primigenia igualdad. Eva, la media costilla, encarnó desde siempre la sumisión de la mujer instaurada desde el orden celestial.


Ad portas del siglo XXI, el interés que puede tener el mito hebreo de Lilith es la posibilidad de representar a la nueva mujer, la cual no se siente identificada con las figuras evocadas por sus tradiciones culturales. Si esto es posible, se lo dejo a las estudiosas del género; mientras tanto sólo quiero compartir lo poco que sé sobre la historia de esta diablesa que ha vuelto por sus fueros.


Para algunos Lilith corresponde a la Lamia de los griegos —una reina abandonada por Zeus—, a la Brunilda de los nibelungos en contraposición a Crimilda. Para otros tiene origen en un demonio asirio-babilonio llamado Lilit o Lilu.


Etimológicamente viene del hebreo layil, que significa noche, y aparece representada como un demonio nocturno peludo o sublimada como una mujer de cabellos muy largos.


Por su parte, la Biblia ha sido completamente ajena a la figura de Lilith, exceptuando un pasaje de Isaías en el cual la nombra viviendo entre las ruinas del desierto, acompañada de sátiros y animales.


Cuentan que el principal obstáculo en las relaciones entre Adán y Lilith se presentaba cuando él quería acostarse con ella y le exigía ponerse debajo, lo que Lilith consideraba una ofensa por ser su igual. Según Robert Graves, «las hechiceras griegas que adoraban a Hécate eran partidarias de colocarse encima… y así se ve en las primitivas representaciones sumerias del acto sexual…». Éste es, posiblemente, el origen de esta parte de la leyenda.


Parece que Lilith, furiosa ante la tentativa de Adán de recostarla, pronunció el nombre mágico de Dios y desapareció.


Lo que pasó después es tema de un estudio más profundo. Dicen que se dedicó a seducir a los hijos de Adán y Eva, o que tuvo hijos con los demonios y los devoraba; incluso en un relato de Primo Levi parece que terminó como amante de Dios y que, mientras «vivan en pecado», el mundo seguirá como hasta ahora. En otra versión más compleja se encuentra equiparada a la serpiente y según parece sedujo a la mismísima Eva, pero esto ya lleva trazas de difamación.


Mientras que la literatura y la poesía han encontrado en el mito de la primera mujer de Adán una inagotable fuente de inspiración, el estudio de este tema a la luz de otras consideraciones hasta ahora está empezando y espero que, especialmente las mujeres, se dediquen a arrojar luces sobre la vilipendiada figura de Lilith. Por ahora, mientras seguimos ganando terreno en el mundo, podremos dedicarnos a pensar si es mito o realidad. 

Enero