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domingo, 22 de noviembre de 2015

Comprendamos el conflicto en Siria y el terrorismo.

Todos vimos el vídeo que dura 10 minutos donde se "explica brevemente" el origen del conflicto de Siria, ataques a Francia y el Grupo terrorista ISIS; lo que no todos sabemos, es la cantidad de errores de tipo histórico e interpretativo de sus autores, leyendo de todo alrededor del tema, esta aclaración de las muchas que sgurgieron me pareció muy atinada, la escribió Daniel Iriarte, se las comparto para que ustedes vean el vídeo que tambien les dejo aca, y la explicación, lean todo, no permitan que una sola persona nos oriente nuestra opinión. 


"Oriente Medio es la hostia": desmontando el vídeo viral que 'explica' la guerra de Siria

Decenas de miles de españoles han compartido en las redes un vídeo que 'analiza' la guerra civil siria, lleno de inexactitudes e ideas simplistas. Aquí alertamos sobre algunos de los errores más serios







El vídeo, titulado #WhySyria, se ha convertido en viral: lo han visto más de 225.000 personas en su versión original en YouTube, y decenas de miles de españoles lo han compartido en las redes sociales. Su propósito es loable: tratar de explicar el conflicto de Siria en 10 minutos, en lenguaje sencillo y asequible y apoyándose en mapas que todo el mundo pueda entender. Además, sus responsables aseveran que, caso de generar algún beneficio, irá destinado a la campaña de Save The Children para ayudar a los niños sirios.
El problema: que el video está lleno de inexactitudes, ideas simplistas que pueden inducir a conclusiones erróneas, e incluso teorías de la conspiración. Y aunque frases como “Esta región es la polla”, “¿Recuerdas la Torre de Babel de la Biblia? La construyeron estos tíos” o “Los turcos vienen de a tomar por culo en Asia” deberían alertar ya al espectador sobre el rigor (escaso) del producto, aquí advertimos sobre algunos de los errores más serios.

1. “Toda esta zona es un enorme desierto, pero contiene un tercio de las reservas de petróleo del mundo”.

En los mapas a veces hay que simplificar, y probablemente aún más en el caso de uno hecho a mano. Pero el vídeo ignora la realidad sobre el terreno: toda la región al norte de Alepo es un área de importante producción agrícola, así como toda la cuenca del Éufrates (y también el Tigris). No en vano, a la franja que va del Sinaí al Golfo Pérsico se la conoce como el creciente fértil. La agricultura supone el 21% del PIB de Siria.

Más discutible es el hecho de que esta explicación induce a pensar que los hidrocarburos han jugado un papel relevante en la guerra civil siria. Antes de la guerra, Siria difícilmente podía considerarse una gran potencia energética: apenas producía unos 373.000 barriles de petróleo al día, por debajo de países como Australia o Tailandia y ligeramente por encima de Vietnam, y a años luz de los 11 millones y medio de barriles de Arabia Saudí, los más de cuatro millones de Irán o los 2,6 millones de Irak.

El vídeo, además, deja caer sutilmente una teoría que ha gozado de cierta predicación en círculos propensos a explicaciones heterodoxas: que los implicados en la guerra de Siria buscan, en realidad, impulsar diversos gasoductos hacia la costa mediterránea para suministrar hidrocarburos a Europa. La idea se basa en dos proyectos reales, el llamado Qatar-Turquía y el Gasoducto de la Amistad (también conocido como Gasoducto Islámico, que atravesaría Irán, Irak, Siria y Líbano), promovidos respectivamente por Doha y Teherán, que apoyan a bandos antagonistas en el conflicto. Ambos proyectos tienen un coste, respectivamente, de 10.000 y 6.000 millones de dólares, y la finalización de cualquiera de ellos alteraría significativamente el mapa energético regional. Pero aunque estos gasoductos podrían servir para explicar la implicación de Qatar y, al menos parcialmente, de Irán, difícilmente justifican la participación de la Turquía de Recep Tayyip Erdogan, EEUU,Francia, la milicia libanesa de Hizbulá, o ahora la de Rusia. Además, la cacareada “intervención occidental por los recursos de Siria” no se ha producido, lo que deja coja esta teoría.
Un combatiente del Ejército Libre Sirio durante combates contra fuerzas de Al Asad en Daraa. (Reuters)

2. “Les prometieron la Gran Arabia. El único problema es que era un timo”

Si ustedes buscan el término 'Gran Arabia' en Google, no encontrarán nada relevante, y tampoco su traducción en otros idiomas. El motivo: que este concepto es la forma que han encontrado los autores del vídeo para resumir la década aproximada de efervescencia del nacionalismo árabe contra la dominación turca, su instrumentalización a manos de los poderes coloniales, el papel de T. E. Lawrence (más conocido como Lawrence de Arabia) a la hora de fomentar la revuelta de las tribus de Arabia, la traición franco-inglesa durante la Conferencia de Paz de Versalles y la Declaración Balfour, por la que se prometió Palestina a los judíos, lo que contradecía las aspiraciones panarabistas de muchos nacionalistas de la región.

De un modo similar, despacha la explicación de la política de mandatos aplicada por Francia y el Reino Unido en la región: con la frase “Muchos países pequeños con gobernantes bajo su control puestos por ellos”, a la que se añade: “Durante este tiempo hacen lo que quieren con la zona”. Una oración que atribuye todo el determinismo histórico a las potencias coloniales, ninguneando totalmente a los actores políticos locales e ignorando los grandes acontecimientos históricos ocurridos en la región: la revolución egipcia de 1919, la guerra franco-siria de 1920, la revuelta drusa de 1925 o los movimientos de base liderados por partidos locales, por mencionar solo unos pocos. Una historia mucho más rica de lo que sugiere un vídeo que solo puede ser calificado de eurocentrista.

3. “Antes de irse, los británicos y franceses crean otro estado: Israel”.

Más de lo mismo: una frase errónea que ignora hechos como la existencia del movimiento sionista, la campaña de fomento de la emigración judía a Palestina, el terrorismo de grupos como el Irgún o el Stern contra las tropas británicas (con atentados como la voladura del hotel King David en Jerusalén) o episodios como la negativa británica a permitir el desembarco del navío “Éxodo”, cargado de supervivientes del Holocausto. La realidad es que el Imperio británico lo intentó todo para retener Palestina, incluyendo el fomento de las divisiones entre judíos y árabes, poniendo la semilla del conflicto actual. Y aunque historiadores como James Barr (autor del monumental 'A Line in the Sand: Britain, France and the Struggle That Shaped the Middle East') sostienen que el Gobierno francés apoyó con armas a los movimientos nacionalistas judíos contra su teórico aliado británico, afirmar que Francia y el Reino Unido “crearon” el Estado de Israel es una seria distorsión de la historia.

4. “En este tiempo, Egipto convence a Siria para que nacionalice el petróleo”.

Esta parte es prácticamente un insulto a los historiadores profesionales. Al hablar de los movimientos panarabistas, el vídeo los mete a todos en el mismo saco. A pesar de su importancia, no menciona a Gamal Abdel Nasser, el presidente egipcio artífice de la unión entre su país y Siria, la llamada República Árabe Unida (una entidad que apenas duró dos años, de 1959 a 1961, hasta que la resistencia siria a ser gobernados desde El Cairo provocó un golpe de Estado en Damasco que acabó con la unificación). La omisión no sería tan grave si no fuese porque la “explicación” confunde el baazismo con el nasserismo, el verdadero motor del movimiento por la unidad de los países árabes. Y aunque los intelectuales baazistas sirios apoyaron la unión con Egipto, también se contaron entre los primeros en defender el golpe de Estado antiegipcio que acabó con el experimento. Además, el partido Baaz como tal no llegó al poder en Siria hasta 1963, y la nacionalización del petróleo sirio no se produjo hasta el año siguiente, cuando las relaciones entre baazistas y nasseristas eran ya más que tirantes.
Un combatiente del ELS durante choques con fuerzas de Al Asad en el barrio de Sheikh Saeed, Alepo. (Reuters)

5. “Los gobernantes como Asad son chiíes, lo cuales representan menos del 13% [de la población]”.

Ni una sola mención a la palabra 'alauí', la comunidad a la que pertenecen tanto el presidente Bachar al Asad como otros muchos miembros del Gobierno… y ese 13% al que se refiere el vídeo. Cierto es que la prensa internacional, simplificando el asunto, se ha referido repetidamente a los alauíes como “una rama heterodoxa del chiísmo”, pero la cosa no es tan sencilla: solo hay población alauí en Siria, Líbano y el sur de Turquía, y el alauismo contiene elementos sincréticos que causan repulsa entre los teólogos puristas de Teherán. La alianza entre el régimen iraní de los ayatolás y el Gobierno de Asad obedece más a razones políticas que religiosas (ellos mismos se autodenominan “el Eje de la Resistencia”… que también incluye a los islamistas suníes de Hamás). Pero al calificar a los alauíes meramente de “chiíes”, se acepta automáticamente la explicación -muy popular entre líderes de opinión que a menudo no tienen ninguna clave de la región- de que la de Siria es una guerra religiosa, uno de los escenarios del enfrentamiento regional entre suníes y chiíes (véase Líbano, Irak, Yemen...). En el escenario sirio, en el mejor de los casos, ese es solo uno de los aspectos del asunto.

6. “Las fuerzas de Al Asad son apoyadas por... China”.

Es cierto que el Gobierno chino ha hecho causa común con Moscú para vetar toda iniciativa “agresiva” contra el régimen de Asad en el Consejo de Seguridad de la ONU, para evitar que se repita el abuso de las resoluciones internacionales que tuvo lugar respecto a Libia en 2011. China, además, ha estado suministrando armas a Siria desde hace décadas, y se cree que ha seguido haciéndolo, vía Irán, después del inicio de la guerra. Pero las razones chinas para hacerlo parecen más comerciales que ideológicas, y poner el apoyo de China al mismo nivel que el de Rusia e Irán puede sembrar una confusión importante. A diferencia de estos dos países, que sí están implicados de forma activa en las operaciones bélicas (es decir, que sus soldados luchan en la guerra), y a pesar de algunos rumores al respecto, no existe confirmación alguna de que haya asesores militares chinos en Siria, y mucho menos tropas de combate.

7. “Es una zona estratégica. Todos la quieren”.

Las razones de la participación internacional en el conflicto de Siria son muchas y variadas, pero seguir pensando en términos de “conquista de territorio y recursos” es no entender demasiado cómo funciona el mundo hoy día. En los motivos de países como EEUU, Rusia, Francia, Qatar o Turquía han tenido más peso la búsqueda de hegemonía, las alianzas y rivalidades geopolíticas, el prestigio o las cuestiones políticas internas que el mero control de la zona. Países como Qatar o Turquía buscan un mayor peso como potencias regionales e internacionales, por lo que han tratado de medrar no solo en Siria sino también en lugares como Libia, Egipto o Yemen; Irán y Arabia Saudí compiten por convertirse en los grandes líderes de la región, y ambos temen la expansión de la influencia del otro; algo similar puede decirse de EEUU y Rusia, y la entrada rusa en la guerra probablemente se explica mejor como un intento de apuntalar al régimen de Asad y ocupar el vacío que deja la salida estadounidense de la región, que por mantener las instalaciones navales que Moscú mantiene en Tartús, en la costa mediterránea. Y si algo ha demostrado la Administración Obama, a diferencia de la de George W. Bush, ha sido su reticencia a implicarse plenamente en el conflicto sirio: cuando ha participado (como en los sucesivos programas fallidos de entrenamiento y suministro de armas a la insurgencia siria, primero a manos de la CIA y luego del Pentágono), lo ha hecho de forma torpe y desganada, forzado más por su condición de primera potencia mundial y “policía del mundo”, al que se le supone un posicionamiento global, que por verdadero convencimiento.

En definitiva, la pieza fracasa en su intento de dar una explicación sencilla a una de las cuestiones más complejas del siglo XXI. Parece que los autores trataban -con muchos menos medios- de imitar este clip, que sí consigue relatar de forma simple a los profanos el surgimiento y expansión del Estado Islámico. Pero la primera virtud de este modelo (a diferencia del clip de #WhySyria) es la humildad, al aceptar de forma explícita, al final del vídeo, sus posibles errores.

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