Para llegar a estas conclusiones, los científicos reclutaron un total de 360 participantes, estudiantes de la universidad, que dividieron en grupos de 6. Cada uno de los competidores debería jugar 300 partidas del juego contra otros miembros del grupo.
Cómo es posible que tanta gente acepte participar de semejante experimento, seguramente te estarás preguntando. Bueno, como incentivo, cada ganador recibía una remuneración económica proporcional a la cantidad de victorias.
Tras observar en detalle juego tras juego, los investigadores resolvieron que, efectivamente, cuando un jugador gana su partida, hay enormes probabilidades de que repita la misma jugada. Por otro lado, el que pierde, en la próxima ronda va a cambiar su jugada y realizará la que le habría dado resultado en la anterior.
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